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miércoles, 4 de julio de 2012


CAMBIAR O MORIR

Esta nota es una transcripción de la aparecida en la página amiga DeBoedoVengo.com.

Luego de haber mirado al Abismo a los ojos, y de haber sobrevivido para contarlo, es momento de reflexionar. Aunque las circunstancias son otras, el diagnóstico que nos motivó a fundar DeBoedoVengo es el mismo que hacemos hoy: para sobrevivir como tal, y no como la añoranza de un irrecuperable pasado de grandeza, San Lorenzo necesita un golpe de timón, un drástico viraje de rumbo.

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En 1999, cuando fundamos DBV, lo hicimos con una convicción: San Lorenzo debía cambiar. Nuestro diagnóstico fue que el proyecto Mielista de modernización sin identidad (en realidad, pergeñado en los 60) había encontrado sus propios límites, que lo habían llevado a un fracaso inexorable.

Nos preocupaban la pérdida de la mística y la caída en la convocatoria como síntomas principales de un problema mucho más grave, el desarraigo, el San Lorenzo "desboedizado" surgido del exilio iniciado en 1979.

Esto nos llevó a impulsar la Vuelta a Boedo como imagen a futuro de un San Lorenzo poderoso, con identidad, con fuerte presencia en Boedo y aledaños, con un marketing profesional que generara recursos para que el CASLA fuera la envidia de los otros clubes. Creíamos que era posible entonces y lo seguimos creyendo hoy.

El Savinismo asumió el gobierno en 2001 prometiendo, sobre todo, la billetera de Alberto Guil. En pocos meses el "error de tipeo" se explicitó, así como el hecho de que el proyecto Savinista era no tener proyecto alguno. Le alcanzó con la Sudamericana 2002, el llamado a convocatoria de acreedores y obras menores para ganar las elecciones de 2004, ya con Julio Grondona apoyando el ascenso de Rafael Savino al poder. A partir de allí, el CASLA siguió moviéndose por inercia y los resultados futbolísticos empeorando hasta llegar al recordado 2-4 contra Quilmes, que pareció preanunciar un descenso de categoría.

Luego de aquel partido, y pese a que Rafael Savino impulsaba la llegada de Leonardo Astrada, Ramón Díaz se convirtió en el entrenador del plantel profesional. Sus gestiones lograron acercar a los jugadores Ledesma y Fernández y recuperar el protagonismo de Lavezzi. De esta forma San Lorenzo fue campeón en 2007 y, como casi siempre ocurre en el CASLA, esto habilitó automáticamente un período más del Savinismo en el poder.

A mediados de 2007, luego del campeonato, llegaron los tiempos del Grupo Inversor. Esto coincidió con el Centenario del Club, lo que dio aire a la idea de que era el momento de grandes logros, sin importar los costos (que hoy todavía estamos pagando).

En DBV luchamos contra esa corriente, ocupando el incómodo lugar de decir cosas antipáticas que pocos cuervos querían oír. Por ejemplo, aquel "Copa o Muerte" luego del 0-2 ante Caracas en 2008, malinterpretado en su momento, que trataba de reflejar el dramatismo de las opciones que se abrían en el futuro del CASLA.

Hubiéramos preferido que el Centenario fuera una fiesta de la conciencia, con acciones concretas por la Vuelta a Boedo. No fue así, fue un Centenario del despilfarro y pocos cuervos estuvieron en contra de ello.

"Tiramierdas", "mala onda", así nos calificaron. No había de qué preocuparse. No era preocupante que el equipo casi no contara con jugadores de inferiores. Más aún, no había nada que temer, si las Inferiores ganaban campeonatos con Gabriel Rodríguez, aunque al llegar a Primera pocos jóvenes lograban sostenerse.

Fue muy difícil la lucha por colocar la Vuelta a Boedo en el centro de la agenda, en un Club obsesionado por la Copa Libertadores, pero finalmente se logró. Sin embargo, paradójicamente, fue en esos momentos (mediados de 2009) en los que comenzamos a preguntarnos: "ok, la Vuelta está en marcha, pero, ¿qué CASLA vuelve a Boedo?". Nos dimos cuenta de que no se podía pensar en la Vuelta a Boedo como aislada de la situación del resto del Club.

La propuesta que formulamos como parte de +SL planteaba la Reforma del Estatuto, para hacer un Club más participativo, transparente, donde el socio realmente pudiera controlar a la dirigencia. También juzgamos fundamental la profesionalización total de la administración, con responsables que rindieran cuentas por objetivos ante la Comisión Directiva. Otra de nuestras propuestas principales implicaba un cambio total en el manejo del fútbol profesional y las Divisiones Inferiores, para que la economía del Club pueda basarse en recursos genuinos y no en préstamos de dirigentes. Y, finalmente, consideramos esencial promover el desarrollo de una fuerte capacidad instalada en el marketing, buscando evitar su habitual tercerización que impide desarrollar todo el potencial que tiene San Lorenzo en la materia.

No ganamos las elecciones y +SL ocupó su lugar en Comisión Directiva, Asamblea y Comisión Fiscalizadora con todas las limitaciones que pone el actual Estatuto a las oposiciones que busquen funcionar como tales. También colaboramos con el Club desde las subcomisiones que nos asignaron, con resultados a la vista de todos.

Nos cansamos de repetir en la campaña electoral que San Lorenzo necesitaba un presidente y no un financista. Hoy, Carlos Abdo puede mencionar como su principal medida de gobierno el dinero que supuestamente prestó y reclama. En definitiva, se votó un financista y obtuvimos un financista. Pero no un proyecto real ni una gestión como la que la coyuntura exigía.

Este es uno de los males de San Lorenzo y no es exclusivo del gobierno de Abdo: se menosprecian los proyectos, la seriedad, el profesionalismo, el orden administrativo, la solidez presupuestaria. Y se glorifica el voluntarismo, que se transforma en aliado imprescindible de la ausencia de proyecto.

Falta de proyecto global, proyectos poco realistas, voluntarismo que maquilla la improvisación, egos desproporcionados que impiden sumar en temas donde los consensos son necesarios, soberbia, autoritarismo, intolerancia, facilismo, falta de compromiso, rosca política de bajo nivel, amiguismo que posterga a los mejores, estas son las enfermedades que San Lorenzo viene padeciendo desde 1949 y que nos llevaron a lo que estamos viviendo. Se escucha a menudo la expresión voluntarista, aunque seguramente bien intencionada de que "hay que unirse y tirar todos para el mismo lado", sin que nunca se explicite cuál es ese "mismo lado", cuál es el proyecto.

La clave es la falta de proyecto, que fomenta y da lugar a todo lo demás, aunque también es cierto que resulta difícil que se generen consensos sobre un proyecto donde existe la tendencia al egocentrismo, a sentirse excepcionales, dueños de la verdad y no sólo de una parte de ella, donde el facilismo ("que venga X, que ponga la plata y salimos campeones") desalienta cualquier proyecto de largo plazo y donde TODO, LO QUE SEA, puede usarse como moneda de cambio para la rosca.

Ese San Lorenzo no va más. Cambia o se muere. Sin exageración alguna.

¿Qué sería morir? Sería vivir frecuentemente al borde del descenso hasta incorporarlo como algo normal, perder socios, hinchas, prestigio, presencia en los medios, tener instalaciones sociales del nivel de una sociedad de fomento, todos síntomas de decadencia definitiva.

Llámennos tiramierdas, mala onda, amargos, lo que quieran, lo repetiremos: San Lorenzo será un Club con un proyecto claro y serio que entusiasme a su masa social, ordenado, transparente, creíble, participativo, con su administración profesionalizada, orgulloso de su identidad, con Divisiones Inferiores que formen a verdaderos profesionales del fútbol, con un marketing bien desarrollado, un Club donde en cada posición estén los mejores y no los señalados por el amiguismo... o no será. No lo decimos nosotros, es lo que es.

No podemos seguir viviendo de glorias pasadas, nos toca escribir el futuro. Será cambio profundo o decadencia, sin medias tintas. Es cambiar o morir.

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